lunes, 4 de agosto de 2008

De la criminalización de la juventud

Adrián Portuguéz Guzmán
Miembro de Juventud Liberacionista


Mucho se ha hablado recientemente sobre la juventud “extraviada” de nuestro país con ocasión del zafarrancho ocurrido en la ULatina el fin de semana anterior. Sería simplista y grosero caracterizar a la juventud del país como 'mala'. Esa posición es mas acorde con posiciones políticas extremistas y conservadoras que se han valido de la estigmatización de la persona joven por su apariencia, su pelo largo, su militancia política, etc.

El vínculo de esta desafortunada trifulca con el tema de la inseguridad ciudadana es ineludible. Porque la juventud se gana gratuitamente un estigma que no merece. Vale la pena decir que el joven que delinque no es aquel que por su propia “naturaleza” ya viene “maleado”, sino que hay una serie de factores estructurales, familiares, educativos y personales que se interrelacionan complejamente.

Por ejemplo, hay un arduo trabajo que hacer desde el aparato estatal para generar oportunidades estructuralmente sostenibles de mejor educación y mejores oportunidades de trabajo independientemente del área científica, tecnológica, empresarial u obrera en que se interese la persona. Y no menos importante es lo que desde el núcleo familiar se pueda hacer por el futuro de un o una joven. Si los padres de familia envían a sus hijos al sistema educativo esperando que se los devuelvan formados, terminan eludiendo quizá su tarea más esencial después de la manutención. Y la “deformación” que pueda acarrear un joven desde su socialización primaria es un pesado lastre que tendrá que cargar en su proceso de maduración.

Hay que saber distinguir que tipo de rebeldía proyecta la juventud. No se trata de justificar la rebeldía sin causa cuyo único afán es el vacilón y el desmadre, con el mito del 'pobrecitico' porque no tenía plata o porque la familia y el barrio era un desastre. Hay ejemplos no tan excepcionales de personas que con la corriente en sentido contrario van en la lucha, aunque sus posibilidades de éxito no serán las mismas de quien tiene mayor capacidad económica, o mayor capital social y cultural (en términos bourdiessianos).

Hay otro tipo de rebeldía juvenil, la “rebeldía con causa” que es la que orienta la vida de muchos de mis amigos y amigas que levantan las banderas de la no-discriminación, la solidaridad, la justicia social y la igualdad –que no igualitarismo-, el rechazo de la xenofobia y de la discriminación, etc.

La delgada línea de balance entre medidas de control de delincuencia y políticas sociales de generación de oportunidades atañen directamente a las condiciones de vida de la juventud del país. La perspectiva socialdemócrata que abraza la juventud liberacionista (en comunión con los postulados esenciales del PLN) estriba en que la lucha es por generar igualdad –en la medida de lo posible- en el acceso de oportunidades para que la brecha de desigualdad no lleve a condiciones de vida insostenibles para amplias mayorías de la población y para que los esfuerzos personales se vean recompensados independientemente de cual familia o barrio proceda la persona.

Recordemos que la lucha en torno a la aprobación o no del TLC (independientemente de la posición de cada persona joven) fue un indicio de democratización, de "despertar" de la juventud en torno a la disputa política. De allí se crearon varios grupos de jóvenes de distintos partidos. Pero considero que un común denominador para este importante sector de la población es que reclama inclusión en las oportunidades que el país esté en capacidad de generar.

1 comentarios:

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

No toda la juventud participo en esa turba que destruía todo lo que se encontraba a su paso.

Creo que hay antivalores, a veces la frustración y la falta de oportunidades, con modelos económicos desgastados, que no da nuevas oportunidades a nuestros jóvenes, lleva a la frustración y a la falta de oportunidades.

Pero lo que paso ese día debe ser fuertemente castigado, y no es que se criminaliza a la juventud, es que fueron actos criminales los que ahí se produjeron.

Yo me pongo a pesar, lástima toda esa energía que ahí está expuesta para el mal, no sea usada para estudiar, trabajar, y sacar a este país adelante.

Concuerdo que la criminalización muchas veces es usada para deslegitimar, las luchas que los jóvenes desean lograr, para el bien de nuestro país, y de nuestros jóvenes.

Así que cada barco aguante su vela, y si hablamos de criminalización, este hecho puntual, es 100% censurable.
Saludos

 
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